Lo esencial es el equilibrio, independientemente del motivo», acentuaría en varias ocasiones Rufino Tamayo, al subrayar la importancia en el ritmo de la composición que debe guardar la pintura. Y justo eso logró Hugo Vélez (Ciudad de México, 1965) en su sandía El rockanrolero y sus fans, con la que se unió al Homenaje a Rufino Tamayo.
Con buen manejo en la autonomía de las tres figuras y acabado dominio del color, Vélez ‒artistaque por más de dos décadas ha pintado escenas naif ficticias de la negritud oaxaqueña‒ caló hondo en la interpretación que hizo del tan acreditado cuadro El Rockanrolero, un óleo de gran formato que a sus noventa años Tamayo pintó en 1989 tras ver con asombro en la televisión el popular comercial en el que Michael Jackson baila y canta la versión especial de Billie Jean para el anuncio filmado en 1984.
Tamayo estructuraba su pintura por selección, tal como lo muestra el vibrante retrato que hizo de El Rey del Pop, mientras que Vélez suele hacerlo por acumulación, lo que es evidente en El rockanrolero y sus fans: a cada costado del cantante ubicó una silueta grande en negro de dos de los clásicos personajes rupestres de Tamayo. Esta obra de Hugo es producto de la acertada intención con la que observó las particularidades que reúne El Rockanrolero, para luego consignar con gran potencia expresiva las especificidades de la sandía que creó con esmalte automotriz y en la que tan bien transmite su mirada afectuosa y festiva.
En su amplia y colorida producción plástica, remarcada por gruesas pinceladas y chorreaduras de color, Vélez comparte con el espectador plácidas escenas del mundo “idealizado” que ha concebido de los pueblos afrodescendientes de Chacahua, El Ciruelo, Los Azufres y Zapotalito. Entre estos frecuenta a Collantes, una localidad del Municipio de Santiago Pinotepa Nacional, en donde hace décadas el artista percibió la belleza estética de las personas oriundas de las zonas afro de Oaxaca.
Hace mucho que también, desde un punto de vista pictórico, Hugo Vélez explora nuestra Tercera Raíz, “como si no existiera el racismo y la exclusión estilo mexicano”. Por ello, el meollo de su pintura consiste, no en narrar tal cual la vida de los pueblos negros, sino en lo que él transforma por completo de su realidad.
– Ingrid Suckaer
Lo esencial es el equilibrio, independientemente del motivo, acentuaría en varias ocasiones Rufino Tamayo, al subrayar la importancia en el ritmo de la composición que debe guardar la pintura. Y justo eso logró Hugo Vélez (Ciudad de México, 1965) en su sandía El rockanrolero y sus fans, con la que se unió al Homenaje a Rufino Tamayo.Con buen manejo en la autonomía de las tres figuras y acabado dominio del color, Vélez ‒artistaque por más de dos décadas ha pintado escenas naif ficticias de la negritud oaxaqueña‒ caló hondo en la interpretación que hizo del tan acreditado cuadro El Rockanrolero, un óleo de gran formato que a sus noventa años Tamayo pintó en 1989 tras ver con asombro en la televisión el popular comercial en el que Michael Jackson baila y canta la versión especial de Billie Jean para el anuncio filmado en 1984.
Tamayo estructuraba su pintura por selección, tal como lo muestra el vibrante retrato que hizo de El Rey del Pop, mientras que Vélez suele hacerlo por acumulación, lo que es evidente en El rockanrolero y sus fans: a cada costado del cantante ubicó una silueta grande en negro de dos de los clásicos personajes rupestres de Tamayo. Esta obra de Hugo es producto de la acertada intención con la que observó las particularidades que reúne El Rockanrolero, para luego consignar con gran potencia expresiva las especificidades de la sandía que creó con esmalte automotriz y en la que tan bien transmite su mirada afectuosa y festiva.
En su amplia y colorida producción plástica, remarcada por gruesas pinceladas y chorreaduras de color, Vélez comparte con el espectador plácidas escenas del mundo “idealizado” que ha concebido de los pueblos afrodescendientes de Chacahua, El Ciruelo, Los Azufres y Zapotalito. Entre estos frecuenta a Collantes, una localidad del Municipio de Santiago Pinotepa Nacional, en donde hace décadas el artista percibió la belleza estética de las personas oriundas de las zonas afro de Oaxaca.
Hace mucho que también, desde un punto de vista pictórico, Hugo Vélez explora nuestra Tercera Raíz, “como si no existiera el racismo y la exclusión estilo mexicano”. Por ello, el meollo de su pintura consiste, no en narrar tal cual la vida de los pueblos negros, sino en lo que él transforma por completo de su realidad.
– Ingrid Suckaer